lunes, 21 de septiembre de 2009

Peregrinos con corazones nuevos para un mundo nuevo


Mensaje de los laicos invitados al XXI Capítulo para los capitulares
Las laicas y laicos invitados a este capítulo agradecemos de corazón la oportunidad de estar aquí entre nuestros hermanos. Os damos las gracias a cada uno por crear un espacio para descubrir a Dios entre nosotros, para compartir la vida en comunidad y recorrer juntos un viaje espiritual único. Somos conscientes que estamos dando una nueva vida a este carisma dinámico y precioso, y que son momentos privilegiados y sagrados, en los que los hermanos nos han abierto sus vidas, esperanzas y sueños.
Este Capítulo nos ha hecho sentir más firmemente comprometidos con la misión, con nuestra propia vocación y con nuestra responsabilidad para con los otros laicos maristas de nuestra propia región y de las otras regiones del mundo. Sentimos la necesidad de unirnos; en primer lugar desde nuestra propia humanidad con todos nuestros fallos y errores, nuestros dones y talentos y, en segundo lugar, como pueblo de Dios en busca de un lugar mejor para nuestros jóvenes, especialmente de los jóvenes pobres.
Reconocemos nuestro lugar en el desarrollo de nuestro carisma y del Instituto y llevamos con nosotros las conversaciones y sentimientos que hemos compartido.

Preocupaciones Unidos a las expectativas puesta en todos los Capitulares, como vosotros queremos responder a los ideales y esperanzas expresadas durante nuestro tiempo aquí.
Sin embargo, llevamos con nosotros algunas preocupaciones, tanto personales como institucionales que nos gustaría compartir con vosotros:
• Que en nuestras realidades cotidianas no demos prioridad a la voluntad de Dios surgida del Capítulo.
• Que en nuestras acciones y hechos no cumplamos siempre el sueño del fundador y dejemos a veces a los niños y los pobres fuera del corazón de nuestro trabajo. Nuestros recursos económicos y humanos deben usarse por su bien.
• Que, a pesar de la acción del Espíritu en nosotros, el temor al cambio bloquee nuestro propósito de responder con audacia y resolución.
Que esta aventura vocacional pueda debilitarse por la falta de comprensión y aceptación de los laicos como compañeros de camino, co-responsables en la misión y en la vocación, por parte de algunas personas y comunidades.
Esperanzas
También compartimos con vosotros estas esperanzas:
Nos da esperanza el deseo de comunión que sentimos los laicos maristas entre nosotros y con los hermanos, y el creciente diálogo que, cada vez con mayor profundidad, compartimos.
Nos da esperanza el caminar que, durante estos años, hemos vivido juntos hermanos y laicos, compartiendo vida, misión y espiritualidad con pasión, generosidad y alegría. Sabemos que la vocación laical marista es una realidad que no tiene vuelta atrás

Nos da esperanza la apertura del Capítulo a la fuerza del Espíritu, su sensibilidad hacia las necesidades de los niños y los jóvenes pobres, así como el deseo de impulsar hacia el futuro el carisma marista para poder responder más y mejor a sus llamadas. Estamos seguros de que empieza a brotar algo inspirador y audaz, capaz de crear nueva vida.
Nos da esperanza la llamada a la internacionalidad de nuestro Instituto, por lo que significa de integración de la diversidad, de encuentro entre culturas distintas, de camino en común como familia.
Sugerencias
Con estas preocupaciones y desde estas esperanzas, como hermanos en el camino, queremos hacerles las siguientes sugerencias, en las que nos comprometemos a trabajar junto a vosotros, para renovar la vitalidad del carisma marista:

1º Reconocer e impulsar decididamente la vocación laical marista.
Difundiendo y animando la reflexión sobre el documento ‘En torno a la misma mesa’.
Apoyando procesos de discernimiento para laicos con interés en la vida marista.
Impulsando los distintos grupos y comunidades laicales maristas y profundizando su relación con la vida de los hermanos, particularmente en las regiones donde el movimiento laical es más débil.
Ayudando a la articulación del laicado marista, que consideramos necesaria para seguir creciendo.
Determinando y promoviendo formas de compromiso laical con el carisma en cada Provincia.
Explorando las posibilidades de programas que permitan a los laicos maristas expresar su compromiso misionero con los pobres, como el de misión Ad gentes.
2º Favorecer encuentros en todo el Instituto entre hermanos y laicos maristas para compartir en profundidad nuestra vida.
Ampliando las propuestas de formación de laicos y hermanos; desarrollando las propuestas de formación conjunta de hermanos y laicos, e incluyendo en toda formación la complementariedad de nuestras vocaciones.
Creando espacios para compartir y profundizar en la espiritualidad marista entre hermanos y laicos, ofreciendo esta riqueza a los jóvenes, a la Iglesia y al mundo.
3º Reforzar las estructuras de corresponsabilidad en el carisma
Continuando con la creación de estructuras de corresponsabilidad en la misión y en la espiritualidad en las provincias y en el Instituto y ayudándonos a profundizar en modelos de gestión realmente maristas en las obras.
Organizando una nueva Asamblea Internacional de Misión, conjunta entre hermanos y laicos, con un mensaje a tener en cuenta por el Capítulo general.
Ampliando y promoviendo el Secretariado de laicos en el Instituto y las distintas comisiones de laicos en las regiones y en las provincias.
Reforzando juntos el trabajo de FMSI a nivel del Instituto y de las regiones, fortaleciendo las redes de solidaridad existentes.

Y nos comprometemos firmemente a trabajar juntos, hermanos y laicos, en el desarrollo de todas estas iniciativas.
Creemos que vivimos un kairos, un momento clave para compartir y profundizar con audacia en el carisma marista, formando juntos una imagen profética de comunión en la Iglesia. Mientras la voz de los niños y jóvenes pobres siga clamando, el carisma de Marcelino seguirá siendo profundamente actual. Sus ojos nos conmueven el corazón y nos llaman a salir a su encuentro juntos, Hermanos y laicos de Champagnat.
Que la Buena Madre y San Marcelino guíen nuestros pasos y nos ayuden a mirar el mundo desde los ojos de un niño pobre.
Amén

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